En una pequeña ciudad llamada Osaka, oculta gracias a una vegetación espesa y llena de inmensos bosques de bambú, se encontraba un precioso palacio donde vivía un rey y su preciosa y querida hija única. También había casas de todo tipo y un templo en lo alto de la montaña donde todos los habitantes rezaban sus oraciones y pedían cosas a los dioses.
¡Era el orgullo de Osaka! Miles de personas lo visitaban porque estaba rodeado de un río en el que los pescadores encontraban todo tipo de pescados a cual más apetitoso. El castillo estaba defendido por los mejores guerreros de todo Japón entrenados desde pequeños y todos ellos habían sufrido la pérdida de algún ser querido en batalla. Manchados por la dureza y dolor de la guerra, estos fueron aprendiendo cada vez más y superándose día a día gracias al dolor que tenían.
En una habitación que alegraba la vista de quienes la visitaban y se quedaban anonadados ante su presencia, estaba la pequeña princesa Sakura. Cientos de chicos estaban enamorados de su dulzura, su preciosa cara y una voz angelical digna de dioses.
La pequeña Sakura tenía un bonito gatito siamés, regalo de su madre fallecida a causa de una enfermedad y a la que ella le tenía un gran aprecio. Siempre que había invitados le pedían que enseñase el gatito.
Sakura cada mañana visitaba todas las calles de la ciudad con su precioso vestido rosa con motivos florales y de pájaros, endulzaba a los trabajadores que estaban recogiendo arroz o creando armas, a los médicos, pastores, granjeros y a un sinfín de gente. El camino era duro y varios animales nada más olerla a lo lejos percibían su fragancia a rosas de cerezo que abundaba en el palacete.
El perro del pastor, muy conocido por su dureza contra las ovejas y un gran control de organización de éstas para que ninguna se perdiese, tenía un sexto sentido para notar la presencia de la princesa, pues ella, siempre que lo veía, se estaba bastante tiempo jugando con él y entonces tenía un pequeño descanso.
En una zona oculta para muchos de los habitantes, en la que se encontraba una cascada cuyo caudal pasaba alrededor del castillo, repleto de árboles de diferentes tipos, todos ellos en flor durante todo el año dando un olor característico y muy agradable creaba algo que era muy bonito y digno de ver para los pocos afortunados que habían conocido ese lugar; un lago en el que reinaba la tranquilidad y una naturaleza única. El verde tan intenso del suelo hacía que la princesa pasase horas en ese lugar ya que era muy suave y con un fino rocío. Todo en conjunto era algo que en ninguna zona de Japón se encontraba, imposible de explicar pero que hasta el corazón más dolido podría curar sus penas durante un instante, y además, los pájaros creaban el sonido armónico que le daba al ambiente algo más especial.
Sakura llevaba siempre en una pequeña cajita de madera comida que preparaban en palacio y una flauta travesera recibida como regalo por un trovador y que aprendió a tocar.
Después de comer empezó a tocar una melodía preciosa y relajante que hipnotizaba a los animales y se acercaban a la vera de ella a escuchar cada una de las notas musicales sin perder ni un solo detalle.
Mientras Sakura tocaba su canción apareció alguien impensable en Japón, un chico con unos atuendos y rasgos faciales jamás vistos. Oculto detrás del tronco de un árbol se enamoró de la canción y justo cuando Sakura dio la última nota, él sin querer pisó una rama y al escuchar el sonido todos los animales salieron huyendo hacia la inmensidad del bosque.
Sakura se percató de que no era ningún animal y con una suave voz y una sonrisa le dijo:
-Acercate, tranquilo.
El chico medio asustado y andando muy lento llegó a donde estaba ella y cuando vio esos ojos no podía dar crédito, era un azul muy intenso que reflejaba su cara y todo ese pequeño lago.
Ella le preguntó, al ver que los ojos eran diferentes, su nombre y de dónde venía, a lo que respondió con una voz entrecortada y tartamuda:
- Di.. di… Diego, y.. y… v… v vengo desde es.. España
Sakura se quedó muy perpleja ya que ella conocía pequeñas cosas de España y le parecía extraño que alguien fuese a Osaka y sobre todo haber llegado a su lago favorito.
Ella le dijo:
- Yo soy Sakura, la princesa de Osaka. Has tenido un largo camino hasta aquí, ven a mi palacio y descansa un poco, además veo que tienes una bolsa muy grande que se ve pesada
Emprendieron el camino. Diego está en completo silencio, pero Sakura comienza a hablarle y preguntarle cosas para romper el hielo sobre porqué había viajado hasta tan lejos, cómo aprendió japonés y muchas cosas más. De ese modo, el trayecto se les hizo más corto y cuando se quisieron dar cuenta estaban ya en palacio.
El padre de Sakura, el gran rey Asuka, le preguntó a Sakura que quién era ese chico tan extraño que había llegado a su palacio. Ella le contó de dónde venía y que le dejase descansar. Prepararon la mejor habitación que tenían para invitados y Sakura, con la ayuda de las sirvientas, preparó la habitación. Algo que Asuka no había visto jamás: su pequeña hija preparando con un cariño increíble la cama donde el invitado pasaría esa noche.
Celebraron un gran banquete donde cantaban canciones únicas de allí, lo cual animaban la velada de toda la corte. Servían manjares exóticos pero lo que no sabían es que Diego les tenía preparada una sorpresa: en la bolsa que llevaba consigo tenía chorizos, morcillas, chuletas y un poco de jamón. Fue a la cocina de palacio y les dijo a los cocineros cómo preparar la diferente comida.
Todos empezaron a comer su comida como fue sushi, ramen y diferentes platos típicos de Japón hasta que llegaron los platos españoles y se quedaron extrañados al ver toda esa comida. Diego, con una sonrisa en la cara, les dijo:
-Probadlos, seguro que os gustarán.
Al probarlo se quedaron muy sorprendidos porque les encantó y le preguntaron qué era y él, amablemente, les contó qué era y cómo se hacía; después tomaron un poco de licor típico de allí, el famoso sake que a Diego le sacó los colores.
Nada más terminar Asuka lo llevó hasta el balcón de palacio contándole varias historias de su ciudad, también le comentaba lo contento que estaba de que estuviese en su ciudad y Diego no se perdía ni una sola palabra de las que le contaba. Estuvieron conversando varias horas, todo el mundo dormía pero ellos seguían allí y en ningún momento se aburría el uno del otro, el rey le preguntaba cosas de la cultura de donde venía. Después de varias horas los dos, con un gesto, se fueron a dormir.
A la mañana siguiente mientras Diego dormía escuchaba mucho ruido y como la gente corría por los pasillos. Se puso la ropa que le habían preparado y aunque le costó ponérsela un poco, al final salió y preguntó qué estaba pasando, sin recibir respuesta. El portón más importante de palacio se abrió y ese gran portón solo se abría cuando gente importante venía a visitar al rey.
Diego al no conocer a mucha gente preguntó por Sakura y por Asuka a lo que le respondieron que estaban en una reunión y que no podría verlos durante varias horas. Entonces se quedó en su habitación pensativo y un poco aburrido pues deseaba ver la cara de Sakura ya que para él esa belleza solo la había encontrado allí.
En otra estancia de palacio estaban Sakura y Asuk. Hhabía llegado una carta proponiéndole matrimonio con el príncipe Eikoy y si aceptaba se unirían comercial y militarmente a Osaka con la ciudad de Nagoya. En ese momento Sakura con una mirada como perdida y triste rompió a llorar. Asuka al ver la cara de su hija, jamás vista por él, se dio cuenta de que ese enlace no podría suceder nunca, ya que el respetaba la felicidad de su única y amada hija. Entonces le cogió las manos y en ese momento dijo:
- Puedes estar tranquila, no voy a aceptar el enlace, lo más importante de mi vida eres tú y no quiero verte sufrir como en este momento. Serán tiempos difíciles para esta gran ciudad pero no permitiré que ningún príncipe de Nagoya se una a nosotros, SON GENTE IRRESPETUOSA Y DE NINGUNA MANERA LO PERMITIRÉ,. Ve con Diego y dad un paseo, así te despejarás durante un rato.
Asuka se reunió enseguida con su gabinete de crisis donde estaban el alto mando de su ejército, varios ancianos sabios y dos sacerdotes. En esa sala se notaba un silencio aterrador y las caras de preocupación rondaban todos y cada uno de ellos, pues esa sala solo se utilizaba cuando había sucesos de importancia. El rey les comentó sus ideas y, poco a poco, todos fueron dándose cuenta de que él tenía razón y harían todo lo posible para que los acontecimientos no fuesen duros e intentaría concienciar a la población de lo que se avecinaría en breves meses.
En el momento en el que todos salían de la sala el rey firmó la carta en un pergamino de papel donde manifestaba el rechazo de la unión entre Sakura y Eiko. Ya no había vuelta atrás.
ALFONSO BAYO
La historia transcurre en un barrio poco recomendable como es el Brox, donde nací yo. Mi madre era una mujer guapa a la que no pude conocer mucho ya que se drogaba y murió cuando yo tenía 12 años. Aún me acuerdo de ese día: el cielo azul, una pelea entre un perro y un gato...Yo esperaba para comprar hierba y vino un amigo de mi madre y me enseñó un papel en el que ponía que mi madre había pactado los territorios donde podía pasar crack y ese fue el motivo de su muerte: rompió el pacto. En ese momento pensé en vengarla, así que a los dos años el hombre que la mató murió y yo entré en el reformatorio, pero ese lugar no era para mí; tenía que buscarme una casa en cuanto saliera de allí.
Los días en aquel lugar fueron horribles ya que me condenaron hasta la mayoría de edad. Cuando salí tuve una vida muy dura y me costó mucho recuperarme de lo sucedido con mi madre, pero también me costó mucho encontrar un trabajo decente.
Tras varios intentos para tener una vida decente, pensé que lo mío era cantar, así que empecé con la poesía, pues se me daba bien, y después acompañaba esa poesía con música. Así que pocoa a poco empecé grabando en casa hasta que pude promocionarme y tras hacerme famosillo en mi barrio, empezó a conocerme mucha gente y así me convertí en un famoso rapero.
ANA VANESA
Todo sucedió una fría noche que pasaron Íñigo y sus amigos en una tienda de campaña a las afueras de un pueblo...
Estaban jugando a las cartas y de fondo solo se escuchaba a los grillos y a un perro ladrando y un gato corriendo asustado, pero no le dieron importancia. A la mañana siguiente, al despertarse María, la más guapa de las chicas del grupo, encontró un papel escrito al salir del saco de dormir en el que ponía con letras ensangrentadas: "Dirigios a la casa del lago".
No sabía si ir o no; al poco tiempo de pensar qué hacía, Íñigo se dio cuenta de que faltaban las morcillas que había llevado para comer y las llaves del coche, así que como no podían hacer otra cosa decidieron ir donde ponía la nota.
La casa parecía abandonada y al pasar por la puerta vieron el gato y el perrocho, que habían escuchado la noche anterior, muertos y con la cabeza cortada. Confundidos y sin saber bien qué hacer salieron corriendo y se toparon de frente con un leñador que llevaba un hacha y tenía los ojos más azules que habían visto en su vida....
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